Chakra Manipura
YOGA - CHAKRAS: Chakra Manipura
Autoestima, acción, vitalidad, placer y extroversión, sabiduría espiritual y conciencia de la universalidad de la vida y del propio sitio dentro de ella.
Chakra Manipura
El centro del plexo solar es muy importante en lo que se refiere a la capacidad de conexión humana. Cuando nace un niño se mantiene un cordón umbilical etéreo conectado entre él y su madre. Estos cordones representan una conexión humana. Cuando una persona crea una relación con otro ser humano, crecen cordones entre sus respectivos chakras del plexo solar. Cuanto más fuertes son las conexiones entre ambas personas, mayor fuerza y número tendrán esos cordones. En los casos en que se está terminando la relación, los cordones se van desconectando lentamente
Situado a la altura del ombligo, representa al elemento fuego. Está íntimamente relacionado con las emociones y sus diferentes matices, y a ello se debe, según la filosofía oriental, el que cuando experimentamos una emoción fuerte, va acompañada por sensaciones a la altura de la boca del estómago, estando al mismo tiempo en estrecha vinculación al plexo epigástrico. Es el centro de la interacción relacional con el universo, y del proceso digestivo. Se relaciona también con las actividades vegetativas. Mientras que Muladhara chakra y Swadhisthana chakra tienen un movimiento descendente, Manipura chakra posee un movimiento ascendente debido a la cualidad del fuego y el calor.
Es el chakra de la transformación, a través del proceso de combustión de la digestión, y por medio de la transformación de la inercia de la tierra y del agua en acción y energía. En el cuerpo físico se corresponde con el sentido de la vista, y con el ano (karmaindriya).
El desarrollo de este chakra, libera a la persona de las enfermedades. El desequilibrio de Manipura chakra conlleva problemas digestivos, úlceras, diabetes, hipoglucemia, y desórdenes emocionales.
Si este centro se encuentra cerrado, hay sentimientos de rechazo personal y desinterés por la propia salud. Cuando tenemos miedo o nos sentimos impotentes, emprendemos la retirada, reducimos nuestra movilidad, empleamos una parte de nosotros mismos en controlar el resto. Bloqueamos nuestra propia fuerza, nuestras propias expresiones.
El que se encierra en sí mismo se muestra al exterior frío y controlado. Este control necesita energía para mantenerse y no la produce, de modo que nos sentimos fatigados al cabo de algún tiempo, agotados, vacíos. Disminuye nuestro deseo de actividad y nos vemos en la necesidad de suministrarnos energía artificial en forma de golosinas o estimulantes que van directamente al tercer chakra y lo incitan momentáneamente, aunque a la larga lo dejen agotado.
Algunos, en cuanto conciben el poder como algo ajeno, buscan siempre estímulos externos, aprobación de los demás, excitación y actividad fuera de sí mismos. Entonces pierden la capacidad de detenerse, de pararse a buscar el poder dentro de sí.
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